El Comienzo de Algo (3)
Al salir del baño, Noah se encontró con Lee, quien lo había estado esperando afuera.
"¿Terminaste?", preguntó, sin molestarse en ocultar su molestia.
"Gracias por esperar", respondió Noah con su sonrisa devuelta en su lugar.
La expresión de Lee volvió a su habitual frialdad, aunque Noah casi juraría que había una sombra de ira en sus ojos cuando le respondió: "No estaba esperando por ti."
"Que linda."
Ambos comenzaron a caminar nuevamente, Noah continuó siguiéndola a unos pasos de distancia.
"Me contaron que te volviste a dormir en la clase de Química", dijo sin mucha gracia en su voz.
Noah resistió el impulso de maldecir.
"No he podido dormir bien últimamente, eso es todo."
"¿Por eso tienes que dormirte justamente con el Sr. Fors?"
"Sí."
Lee se detuvo de golpe y se giró para encarar a Noah, aunque ella era una cabeza más baja qué él, parecía que de alguna manera lo estaba mirando desde arriba.
"White", escupió molesta. "Tu comportamiento no me está haciendo nada de gracia."
"Bueno, nunca fue mi intención hacerte reír."
"¿En serió?", cuestionó sin creerle en lo absoluto. "Entonces, ¿por qué demonios sigues haciendo el tonto?"
"..."
"Te la pasas todo el día con esa sonrisa estúpida en la cara, te duermes en todas las clases, comes como si tuvieras un agujero negro en el estómago y luego te vuelves a dormir, no eres distinto de un animal."
"Uhhh, ¿cómo debo responder?" Sin saber cómo responder, Noah, soltó una risa y continuó su camino. Lo que solo hizo enfadar más a Lee.
"¡Noah!", gritó de forma que los estudiantes que caminaban cerca se detuvieron para ver al par.
"Julia", respondió Noah, sin molestarse por la atención extra.
"Escúchame cuando te hablo."
"Te escucho."
"Entonces mírame."
Noah se detuvo, tragándose sus suspiros molestos y mirándola con una sonrisa.
"Desde que te transferiste te he estado ayudando para que te pongas al día, estudio contigo, te presto mis apuntes-"
"Algo que agradezco, de verdad."
Noah la miró por última vez antes de volver a caminar.
"¿Y sigues actuando como si nada te importara?"
"Oh, Miss Lee, me importa, pero no demasiado."
Julia apretó los dientes con rabia, con ganas de estrellar su puño contra esa cara que era demasiado apuesta para su propio bien.
Noah, ajeno a sus pensamientos, notó que los bichos de hollín se volvían cada vez más y las risillas espeluznantes cada vez más audibles.
***
"Me quiero ir a casa", Noah perdió la cuenta de cuantas veces había pensado lo mismo durante las últimas horas.
Luego de su pequeña discusión con Julia, ella se adelantó sola al salón, Noah no había hecho nada por alcanzarla y fue a su propio ritmo.
Por otro lado, mientras más pasaba el tiempo, mas visiones extrañas se veían en el salón.
"No es real, no era real." Noah volvió a repetirse las palabras de manera rápida cuando vio más y más de esas cosas flotando en el aire.
No era real. Todo estaba en su cabeza y él lo sabía, pero eso lo hacía mil veces más aterrador.
Julia seguía siendo tan hermosa como siempre, pero ahora tenía una espantosa criatura que parecía ser una mezcla de un búho con una serpiente posada sobre su cabeza.
Los pensamientos y ojos de Noah parecieron haberse desconectado de la realidad, haciéndole prácticamente imposible enfocarse en la clase.
Noah tuvo especial cuidado a la hora de hablar o realizar gestos, ya estaba loco, pero lo último que quería era que lo sepan.
A estas alturas, Noah ya habría tomado sus medicamentos, pero quería ver cuánto aguantaba antes de volverse incapaz de hablar por el miedo.
"¿Tú que piensas?", le preguntó a la Anguila Acorazada con placas grises que flotaba a su alrededor.
Por supuesto, la alucinación no respondió.
A parte de las risillas espeluznantes y los murmullos diabólicos que salían de la nada, como todo lo demás, ninguna alucinación habló, gracias a Dios.
Pero esta era especial.
Así como Julia siempre tenía a ese Búho-Serpiente, Noah tenía su Anguila Acorazada, de igual manera algunos profesores y alumnos tenían bichos similares pegados a ellos.
Ya sea que Noah los haya imaginado por algún rasgo que le llamó la atención o por otro motivo, no lo prestó mucha atención. Y, a diferencia de las demás, que solo veían de lejos o pasaban de largo a su lado o se le pegaban de forma escalofriante, estos solo se pegaban a una persona.
Noah quitó la mirada de su amigo acorazado para evitar que los otros estudiantes pensarán que es un loco que mira a la nada, bueno, sí lo es, pero ellos no lo saben.
Aunque la mirada de Noah estaba hacia el pizarrón, tal vez, su atención estaba en todos lados y en ninguno a la vez.
Esto era algo que tenía dominado en este punto de su vida.
Miraría el pizarrón por unos minutos, luego bajaría la mirada y fingiría anotar algo en su libreta, bostezaría de vez en cuando, todo sin olvidarse de parpadear ocasionalmente.
Cómo alguien cuya madre es actriz y creció entre sets de rodaje, observando todo tipo de actores y actrices, por supuesto que podía fingir, actuar, bastante bien, decente al menos.
Incluso actuó en una serie cuando era pequeño... como personaje secundario... por dos capítulos... con escenas de menos de cinco minutos... como sea.
Fingir que estaba prestando atención era lo más fácil. Sin embargo, lo que le molestaba eran las cosas que veía alrededor. Eran cada vez más y más, de todos los tamaños, formas y colores. Todo ello estaba comenzando a causarle dolor de cabeza.
Mientras fingía escribir en su libreta, Noah sintió una mirada extraña sobre él, no era la mirada espeluznante de sus alucinaciones, sino una más humana.
"¿Lee? ¿Sigue molesta?", pensó con diversión.
"Que puto miedo", Se refería al Búho-Serpiente, que también lo estaba mirando fijamente.
Noah fingió ser casual y le sonrió antes de volver su atención al pizarrón.
La Anguila Acorazada que giraba a su alrededor constantemente como la Luna gira alrededor de la Tierra, se detuvo e intercambio mirada con el feo Búho-Serpiente.
"¿Pelea de alucinaciones?"
Sería divertido de ver, la verdad, y lo ayudaría a estar menos asustado y nervioso.
Noah había visto todo tipo de seres en sus alucinaciones, pero nunca una pelea entre ellas-
GRIIIIIIIII.
Noah se tuvo que morderse la lengua, literalmente, dando lo mejor de sí para no reaccionar y gritar como un idiota ante el horrible chillido de ese puto Búho-Serpiente.
Cuando finalmente sonó la campana de cambio de hora... no, esta ya era la campana de fin de día, Noah guardó sus cosas y se preparó para irse lo más rápido posible de este maldito salón de clases.
No sin que antes le recorriera un repentino impulso de idiotez.
Noah se giró para ver a Julia. Su pálida piel se veía suave al tacto, sus labios brillantes y carnosos, sus ojos ligeramente rasgados y pupilas oscuras solo aumentaban más su encanto.
Era más guapa de cerca.
"¿Miss Lee?"
"¿Qué quieres?"
"Hasta mañana." Noah se despidió de ambos con una sonrisa, de Julia y de ese extraño híbrido.
***
No se debe correr en los pasillos, Noah lo sabía, pero sus pasos se apresuraron inconscientemente.
Mientras corría, Noah sintió que el hollín a su alrededor se volvía cada vez más espeso y denso, susurraba y se burlaba de su camino temeroso.
Los estudiantes y profesores que caminaban hacia sus salones no se molestaron en decirle algo al verlo correr.
"Oops..."
Incluso casi tropieza con un chico por estar corriendo con la vista obstruida.
"Lo siento, ¿estás bien?", preguntó sin poder verlo correctamente debido a todo este hollín.
Noah fingió frotarse los ojos, pero secretamente ventiló su rostro para alejar esta cosa molesta.
"¿Amig-?"
"Ah..."
Las palabras murieron en su boca, la cosa frente a él no era un chico, emulaba serlo, pero... era casi una imitación perfecta de un humano.
A primera vista, se veía como un alumno como cualquier otro. Pero mientras más lo miraba, su apariencia se volvía más y más grotesca. Su cabeza tenía un tamaño desproporcionado, su piel tenía un tono amarillento enfermizo, áspero y espástico, y su boca tenía una sonrisa de lado que mostraba una dentadura desigual, sus miembros eran demasiado largos. No era un estudiante ni un miembro del personal, era una abominación.
Noah, que ya estaba paranoico, comenzó a entrar en pánico. La gente que lo rodeaba no pareció darse cuenta de la criatura frente a él, ni tampoco se dieron cuenta de que este había palidecido y comenzó a temblar.
"No es real."
Su corazón latió con tanta fuerza que lo pudo oír contra sus oídos como el estruendo de un tambor.
"No es real."
Una mano pálida y huesuda se extendió hacia Noah.
"No es real."
Desprendía un aire frío y un olor nauseabundo.
"No es real."
Noah podía sentir claramente el roce de sus uñas contra la piel de su mejilla, dejando el área fría...
El mundo comenzó a girar, el ruido en su cabeza aumentó.
"No, no, no, no, no. NO." Noah sintió que el corazón le latía cada vez más fuerte, su respiración se aceleró, su piel se sintió más fría, podía sentir su aliento fétido golpeando su rostro.
"No es real."
La cosa miró su mano huesuda qué ahora estaba cubierta por escarcha antes de mirar fijamente a Noah.
Esos ojos, la usencia de ellos, esas cuencas vacías y huecas que parecían conectar con alguna clase de abismo miraron a Noah y todo a su alrededor se volvió oscuro.
"No es real."
Ese abismo lo miró, se sacudió la escarcha de la mano huesuda y la volvió a extender hacia él.
"No es real."
Su respiración estaba cada vez más pesada y difícil de controlar.
"N-No es... no es... no eres..."
Susurros, voces, murmullos. El ruido aumentó cada vez más, no podía respirar, su pecho estaba demasiado apretado, su cuerpo temblaba incontrolablemente.
Cuando esa asquerosa mano estaba por tocarlo de nuevo, un héroe, un cabello de brillante armadura en forma de anguila dio un paso adelante.
La Anguila Acorazada y la cosa intercambiaron miradas antes de que la cosa siguiera su paso.
Cuando finalmente se fue, Noah casi se desmaya. Apoyándose contra la pared en busca de equilibrio mientras jadeaba con fuerza y se sujetaba el pecho.
No tenía idea de cuánto tiempo estuvo apoyado contra la pared, pero cuando finalmente recuperó algo de aliento y levantó lentamente la vista, no había nadie alrededor. No había estudiantes ni profesores, nadie. Había silencio, un silencio absoluto y extraño.
Fue solo cuando el reloj en su muñeca que no dejaba de vibrar debido a todos los mensajes entrantes, que Noah pudo volver a la realidad.
No tuvo necesidad de mirar, sabia de quién era.
"Clara."
Debía ser ella, apurando a Noah para que salga rápido.
Cuando finalmente se calmó y salió al estacionamiento, Noah no tardó mucho en encontrar el familiar auto.
Más porque el estacionamiento estaba vacío.
"¿Tanto demoré?" Noah contuvo una risa irónica y se acercó al auto.
"¿Qué te tomó tanto tiempo?", preguntó Clara, más curiosa que molesta.
"Secreto", respondió Noah con una sonrisa esquiva mientras subía al auto, sentándose en el asiento del copiloto y dejando su mochila en el asiento de atrás mientras soltaba un suspiro de cansancio.
Clara le dirigió una última mirada antes de encogerse de hombros y arrancar el auto.
Mientras Noah miraba por la ventana, vio nuevos y antiguos tipos de extraños bichos.
Había un poste eléctrico con patas de araña que cruzaba por el paso cebra junto a los peatones.
Una tortuga del tamaño de un auto con una caceta para perros en el caparazón con peces en lugar de un perro dentro de ella.
"Lo normal dentro de mi jodida cabeza", una risa extraña escapó de sus labios, dejando confundida a Clara.
"Noah."
"¿Mhm?", respondió Noah, su mente perdida en el filtro rojo y azul que se asentaba en sus ojos.
"Noah", Clara lo volvió a llamar, pero Noah estaba cada vez más sumido en su entorno fuera del auto.
La mirada glacial del joven se volvió ligeramente diferente, pasando de contener miedo a simple asco por todo lo que veía.
"Mierda," maldijo Clara cuando notó que aire dentro del auto se volvía frío y que una capa de escarcha comenzaba a cubrir las ventanas y el volante bajo sus manos.
"No te has tomado tus medicamentos, ¿verdad?"
Solo en ese momento, Noah recobró algo de sentido y se giró para ver a Clara, ella dándole miradas de reojo con la mayor de su atención en el camino.
"No, no lo he hecho."
Clara suspiró, por supuesto que ya lo había notado, pero ahora solo quería llamar su atención.
"No me extraña que tengas mirada de tonto ahora mismo."
La ceja de Noah se crispó ante su comentario, pero se limitó a sonreír.
"¿De verdad?"
"Sí, procura tomarlos cuando estés en casa... y duerme un rato."
Si hubiera sido cualquier otra persona, Noah se habría molestado, pero Clara era algo así como una hermana mayor para él.
No estaban relacionados por sangre, pero la amaba como si lo fuera.
Cuando la madre de Noah decidió que su descanso del mundo de la actuación había terminado y que quería estar nuevamente bajo los reflectores, contrató a Clara para que fuera la niñera de su hijo, pero ahora que ya había crecido, trabajaba más como asistente de Cassia y también era quien traía a Noah de casa a la escuela y de la escuela a casa.
Para Noah, ella era de las pocas personas que son constantes en su vida.
Cuando llegaron a la desconocida casa, la mente de Noah se sentía más tranquila y estable.
"Clara, cariño, ¿por qué no te quedas y me haces compañía un rato?", preguntó con fingida coquetería.
"Ya sabes, podemos tomar algo, tú y yo."
Clara soltó una risa incomoda mientras apartaba la mirada del rostro sonriente de Noah. "¿Qué puedes beber tú?"
"Jugo."
"Lo suponía", dijo con algo de alivio por su tontería. "Ahora bájate, por cierto, Cassia llegará tarde hoy."
"Nada nuevo."
Notando algo en él que Noah no pudo identificar, Clara lo miró con algo de lastima en sus hermosos ojos castaños.
"Perdón por tener que dejarte sólo en un lugar que no conoces-"
"Está bien, está bien."
Sin mucha gana, Noah salió del auto y miró el desconocido porche.
El pasto del jardín delantero estaba recién podado y podía oler ligeramente los químicos usados en su cuidado así como la tierra húmeda.
Noah se demoró unos momentos antes de aceptar lo que estaba por ver antes de insertar la llave en la cerradura y abrí la puerta.
En el interior del opulento lugar, no había más que un ensordecedor silencio dándole la bienvenida.
Clara solo se fue luego de ver a Noah desaparecer en el interior de la casa, mirando por última vez a los espectros y espíritus que intentaban entrar en el área.
"En serió... de verdad odió esto", murmuró Noah, con ganas de voltear todo patas arriba.
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